miércoles, julio 24, 2002

Anfiteatro
Roberto Navarro

¿Un alma come de esta carne?
En la mesa de disección
el sol tiende al cuerpo.
¿Un alma devorada?

Sólo aquel de ojos furtivos
músculos secos
piel púrpura,
solo,
aquel que es carroña
conoce al verbo

Poema invitado:
De Odas de Ricardo Reis

Fernando Pessoa

Antes que nosotros por las mismas arboledas
pasaba el viento, cuando había viento
y las hojas no se movían
de modo diferente al de hoy.

En vano nos agitamos y pasamos.
No hacemos más ruido en lo que existe
que las hojas de los árboles
o los pasos del viento.

Tratemos pues con abandono asiduo
entregar nuestro esfuerzo a la Naturaleza
y no querer más vida
que la de los árboles verdes.

Inútilmente parecemos grandes.
Excepto nosotros nada en el mundo
saluda nuestra grandeza
ni sin querer nos sirve.

Si aquí, junto al mar, mi huella
en la arena el mar con olas tres la borra,
¿Qué hará en la otra playa
donde el mar es Saturno?