sábado, octubre 26, 2002

Por Mayra Luna

Porque has encontrado en la revelación de la palabra
el mismo muro que revela la sombra

Ya nada está dicho

Ni los grandes espacios
cubiertos de flores verdes y cantos unísonos
se muestran benevolentes a la razón.

Hay un manto azul que cubre las espinas
y en la mano extendida
vestigio de sangre
muestra la marca
el infinito hueco envuelve esta noche.

Ya no escucharás mi boca
ni sus dientes
y en la cara marchita de cuatro soledades
un suspiro
arroja fortaleza que sin miedo, ni asombro
encuentro en el vacío.

Hay un ojo que mira.
Es grande
y se encuentra abrumado por vidas que se quiebran
por quien no le conoce y le nombra.

Camino sobre hielo
y en una esquina oscura
-más oscura que la femoral-
brilla una mano
se tiende con labios muy pintados,
no es hembra, no es mano
es la respuesta que entre pasos y humo
incógnita se escapa.

Permite que te hable
permite que el arroyo fluya por tus venas
y en los campanarios
resuenen los silencios
Me escuchas?

La voz permeable regresa
los latidos del agua resbalan por mi cuello
hoy la luna amarilla
es un gran epitafio con luces de neón
y de la roca que es hoy tu cabecera
cae tu nombre
(No es tu nombre
son los residuos de este cigarro negro
que aceniza mi tiempo)

La palabra resuena
hoy se viste de cadenas y rejas
en su prisión sonora nacen los recuerdos
y entre las oraciones
como holocausto eleva
una queja.
No haberte conocido
se teje en nuestro cuerpo
y en gota
de ojo falso
te alejas.

viernes, octubre 25, 2002

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