martes, febrero 01, 2005

La noche en que el poeta fue a un café
Roberto Navarro

Se que tu nombre es Carlos
tu cuerpo sobre la banca
a tu costado derecho
una mujer joven y bella
empuja la espalda de su pequeño
quien vuela
el sol soba tu cráneo cansado
deja el trabajo detrás del mostrador
deja la oficina
es un fantasma
mero instrumento para tu alma
que desconoce fronteras
tu conciencia es eterna
ola que devasta las paredes concretas
es aquí
en la distancia
entre mi pluma y tu libro
sabes
lo sabes
que éstas palabras impresas
emergieron de una conciencia como la tuya
no de un alma hermana
no de un ser como tu
a penas nos parecemos
estoy frente a la libreta
en la mesa un cigarro moribundo
una taza vacía
un libro que se resiste
un teléfono móvil
es horrible
en su monstruosidad
a pesar de sus brazos torcidos
de su rostro ampollado
tiende un puente entre mi amada y yo
se que tu nombre es Carlos
tus cabellos claros
tu mirada esquiva
tus manos trémulas
tus pies cansados
tus zapatos sandalias de mendigo
y aquí estas
sin olores hermosos
sin gustos refinados
entre la joven madre
mis palabras
el trabajo
la casa
y el dinero
buscas un hogar
te repito
ignoro dónde está la luz
en la oscuridad te acompaño